William James Sidis
(Nueva York, 1 de abril de 1898 - Boston, 17 de julio de 1944) es considerado como la persona más inteligente de la historia, desde niño mostró sorprendentes habilidades intelectuales, especialmente en matemáticas y en el dominio de diversas lenguas. Hijo de los inmigrantes Sarah Mandelbaum Sidis y Boris Sidis, tenía un cociente intelectual estimado de entre 250 y 300 puntos. El rango de una persona considerada común se encuentra entre 90 y 110. Sus padres tuvieron que huir en 1898 de Rusia por motivos políticos, formaban parte de la comunidad judía rusa.
Su cerebro era algo fuera de lo común. Cursó 7 carreras universitarias, hablaba perfectamente 40 idiomas, escribió infinidad de artículos y 15 libros que no le valieron en absoluto para alcanzar la fama, o al menos, para que el gran público tuviera en cuenta sus conocimientos. William fue un genio más que hoy en día habita en el Olimpo del olvido, un joven excepcional que nunca tuvo demasiada suerte, que no pudo ni supo encontrar su lugar en el mundo.
Se dice que empezó a hablar a los 6 meses, que con 8 comía solo, y que con un año y medio, leía el periódico The New York Times. Dominaba la mayoría de las lenguas, incluyendo también las lenguas muertas… y lo que es más interesante, con ocho años William llegó a inventar su propio idioma el Vendergood. Llegados los 9 años, el pequeño William ya llevaba cuatro libros escritos sobre anatomía y astronomía. Prodigioso, sin duda.
Pero William tenía otras inquietudes que estaban muy por encima de los estudios, y su descubrimiento del socialismo lo llevaron a intervenir en manifestaciones callejeras en la ciudad de Nueva York, siendo arrestado y aconsejado su internamiento en una institución especial.
Su conflictiva adolescencia lo llevó a ser recluido durante más de un año bajo la supervisión de su padre, Boris Sidis, un excéntrico psicoanalista de origen ruso que intentó por todos los medios crear un superdotado que pasase a la posteridad como el ser humano más inteligente de la historia.
En la costa oeste quiso dejar atrás al pasado y ser independiente de sus padres y de las presiones que la vida le imponía. Más allá de su inteligencia, socialmente Sidis nunca pudo encajar en ningún sitio.
Él mismo confesó en su juventud que las mujeres no le interesaban, aunque se dice que llegó a tener sentimientos hacia Martha Foley, una escritora.
Durante el resto de su vida William Sidis se dedicó más que nada a escribir artículos en periódicos y ensayos, la mayoría sobre temas oscuros o polémicos. Finalmente, su vida acabó de manera abrupta en 1944 por un derrame cerebral cuando contaba con 46 años.
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